miércoles, 25 de febrero de 2009

Capítulo 4; La llegada

El taxi paró a pocos metros de una gran verja de hierro. El taxista ya cansado sacó mis maletas y se fué a gran velocidad. Me quedé en el umbral mirando la universidad y pensando en lo que haría cuando me entrara el hambre, bueno, la sed. Después de un rato cogí mis maletas y entré al campus.

Al llegar al edificio donde teníaque estar mi habitación un hombre de un metro ochenta más o menos me cerró el paso. Del cinturon sacó una linterna que rápidamente encendió y me enfocó a la cara, yo la aparté rápidamente.
-Ricardo Roberts, habitación 304 -dije pasandole mi autorización.
-Adelante -contestó dandome una llave donde ponía: 304
Subí unas escaleras de mármol hasta llegar a un largo pasillo. A ambos lados del pasillo había puertas, cada una conducía a una habitación. La que yo buscaba estaba muy cerca de las escaleras, era la número cuatro. Saqué la llave que amablemente me entregó el guardia y abrí la puerta.

La habitación tenía una forma rectangular y era muy amplia. En los extremos habían un par de camas individuales con sus mesillas y lamparas correspondientes. También tenía una puerta que comunicaba con un baño individual con una ducha de pie. Habían dos mesas de estudio con unas pequeñas lamparas iguales a las de las mesillas para dormir y una gran ventana entre ellas. Me asomé por esta y me quedé mirando el paisaje pero un ruido me distrajo.
-Bonita vista eeh -dijo un muchacho apagando la luz del baño-. Supongo que seras el nuevo, ¿me equivoco?
-No, no te equivocas... -dije yo algo sorprendido, no sabía que era una habitación compartida.
-Bueno, ahora tenemos que descansar, mañana hay clases.
Yo no hize caso y me quedé mirando por la ventana, el muchacho se tumbó en su cama y se tapó, después de unos minutos volvió a hablar:
-Por cierto, mi nombre es Marcus Harker. ¿El tuyo? -preguntó.
-Ricardo, Ricardo Roberts... -dije en un susurro.

La noce fué larga, me quedé mirando por la ventana varias horas. Intentaba captar olores que el olfato humano pasaba por alto, hierba humeda, comida conocía, etc. También le di vueltas a la idea de la comida durante mis días en Inglaterra. Después de este largo rato acabó amaneciendo, fué entonces cuando Marcus se levantó y se cambió. Cogió su mochila y salió de la habitación sin decir nada, yo le seguí.
-¿Tienes que seguirme? -preguntó mirando hacía atras.
-No se a donde he de ir -dije intentado simular una sonrisa.
-Voy al comedor, allí encontrarás tu horario -dijo en tono compasivo.
-Gracias -sonreí, pero lo que de verdad deseaba era matarle.

Cuando los dos llegamos al comedor me dirijí a un tablón de anuncios. Allí ví mi nombre en la quinta lista, observé lo que tenía al lado y ponía: Horario 4.3. Después de esto buscqué en la lista de horarios el 4.3, al final lo encontré y con la ayuda de un mapa me dirjí hacia allí, antes me despedí de Marcus, que estaba hablando con unas chicas.
-Adiós Marcus.
-Adiós Ricardo, por cierto, ellas son Ginger y Laura -dijo señalandolas
-Encantado -dije,y me fuí corriendo.

Tenía prisa, corrí por los pasillos, quería aprovechar mi tiempo al máximo en aquella universidad. Al final, después de un largo rato de carrera conseguí encontrar el aula de Filosofía. Cuando entré habían muy pocos alumnos en ella, un grupo me llamó la atención más que el resto.
Todos estaban sentados juntos y hablando entre si, en ellos había algo que no encajaba. El corazón no les latía, no podía ser, ''vampiros'' pensé. Creo que ellos pensaron lo mismo de mi al mirarme...

viernes, 20 de febrero de 2009

Capítulo 3; Llegada

Había llegado el día de la mudanza. Me dirjía en taxi hacía el aeropuerto. Las calles de San Francisco estaban desiertas, era un sábado muy temprano y no había nadi en la calle. El taxi siguió avanzando, calle a calle hasta llegar al aeropuerto. Me bajé, le pagué lo suyo al taxista y me adentré con una maleta en el aeropuerto. Después de un largo rato conseguí descubrir cual era el mostrador al cual tenía que dirijirme.
-Disculpe, ¿donde esta la teminal 3? -pregunté a la dependienta.
-Subiendo esas escaleras y luego a la derecha -me dijo.
Seguí el camino que me había indicado. Los humanos tienen muchas habilidades, o defectos. El peor de todos es su desconfianza. Cuando pasé por una especie de puerta algo pitó. Eso significaba que llebaba algo metálico, cuando saqué una pequeña navaja del bolsillo me la confiscaron. Seguí más adelante y al fin ví la puerta de mi vuelo, en una silla esperando estaba mi padre leyendo un periódico.
-Buenos días -me dijo al sentarme yo a su lado.
-Igualmente, ¿preparado para salir de aquí? -pregunté amablemente.
-Llevo viviendo aquí más de cien años, supongo que un cambio de aires no sentará mal -dijo doblando su periódico y levantandose.
-Vamonos, nuestro vuelo ya esta listo.
Los dos nos adentramos en el pasillo de embarque. Después de un rato de espera logramos entrar en el avión, mi padre y yo fuimos a la zona V.I.P. Una vez allí nos sentamos en asientos contiguos y vimos un rato la televisión. Al rato el avión despegó y más gente fué entando. La ciudad de San Francisco menguaba poco a poco a medida que el avión subía. El vuelo fué muy largo, las dos ciudades estaban separadas por cientos de kilómetros, peroal final llegaron.

En el aeropuerto de Londres hacía frío. Todo estaba lleno de niebla y parecía que iba a llover de un momento a otro. Cuando salimos de la zona de embarque un hombre con traje de chófer tenía un cartel en la mano con el nombre: Roberts. Mi padre y yo fuimos hacía él.
-¿Son ustedes dos? -preguntó.
-Así es, vamos -dijo mi padre.
El hombre conducía una limusina y nos llevó hasta el piso de mi padre. Efectivamente empezó a llover, las gotas golpeaban el cristal con fuerza.
-¿De Estados Unidos verdad? -preguntó el conductor.
-Así es -dijo mi padre.
-Acostumbrense a este clima, casi siempre es el mismo, es lo malo de esta ciudad.
-Yo creo que a mi me gustará -dije.
Cuando llegamos al nuevo piso de mi padre nos bajamos. Mi padre me miró y luego cogió su maleta con suma facilidad, la mia la dejó en el maletero.
-¿Padre? -dije extrañado.
-Hijo, te recuerdo que tu te vas a vivir a Oxford. Aquí nos separamos, él te llevará hasta tu destino. Cuidate mucho y estudia, no todos son tan afortunados -luego me dió un ''abrazo'' y se metió en su portal.
Yo desilusionado me volví a meter en la limusina. El conductor también se metió y empezó a conducir.

La verdad es que no era realmente mi padre, pero había vivido con él mucho más que cualquier persona con otra. Él fué el médico que en su día me mordió para salvar su vida. Estaba débil, le habían disparado en una pierna y estaba perdiendo mucha sangre, yo no me dí cuenta hasta que todo pasó. Me mordió y bebió toda mi sangre, después de vaciarme se arrepintió de haber matado a un humano y dejó caer en mi boca unas gotas de su sangre, así fué como me transforme. Así fué como él estableció el vínculo de Sire y aprendiz...

Cuando me dí cuenta la limusina ya había pasado un cartel donde ponía: Welcome to Oxford. Ya había llegado a mi destino, el día siguiente sería un gran día. Estaba preparado para empezar una vida nueva, sin sangre humana. Pero entonces caí en la cuenta.
-¿Cómo me alimentaré de ahora en adelante? -murmuré para mis adentros.

Capítulo 2; La Cena

Habían pasado ya varios días desde el asesinato de la mujer en el bosque. Yo caminaba por las oscuras calles de San Francisco dirijiéndome al portal de un gran edifício, había quedado allí con mi padre, bueno, mi padre adoptivo. Entre a una gran recepción muy acojedora, lamparas que intentaban imitar un diseño del siglo XIX, moquetas de un color rojo granate con detalles dorados, y al fondo un ascensor.
-¿Le podría ayudar? -me preguntó una de las recepcionistas.
-¿El restaurante Farolillo Rojo? -pregunté.
-Es el piso 34, el último.
-Gracias -dije adentrandome en el ascensor que acababa de llegar.
Pasó un minuto hasta que el ascensor se detuvo en el último piso, en la parte superior del ascensor había un gran número electronico que marcaba el piso 34. Cuando las puertas se abrieron ví como era el restaurante: Tenía un aire chino, o japonés, no se distinguir ambas cosas. Habín farolillos chinos por todo el restaurante, las paredes de los alrededores estaban ocupadas por grandisimas ventanas desde las cuales se veía toda la ciudad. Me dirijí al encargado y le pregunté sobre mi mesa.
-Disculpe, ¿me podría indicar donde está mi mesa?
-¿Su reserva es? -preguntó con aire superior.
-Roberts -dije.
-Sígame...
Le seguí hasta uno de los compartimentos para clientes exclusivos, deduje que allí se encontraba mi padre. Abrió la puerta deslizante y efectivamente allí estaba, sentado sobre sus rodillas con una copa de sake en la mano, luego hizo un gesto con la cabeza y el encargado se fué, yo entré y me senté a su lado.
-¿Qué hemos estado hablando desde que te convertiste? -me preguntó.
-Pués, que nadie descubra lo que somos, y que no deshonre a la família -respondí poniendome una copa de sake.
-¡Hemos hablado sobre lo de matar a humanos porque sí! -gritó lanzando su copa de sake.
-Padre... la sangre fresca no es la misma que la de las farmácias... -susurré.
-¡Desde que te convertí no has parado, tenemos que mudarnos! -gritó.
-¿Mudarnos? -pregunté sorprendido.
Después de un rato de silencio mi padre se levantó. Dejó su copa encima de la mesa y fué dándose una vuelta por la habitación, después de un rato se detuvo, bajó la mirada y habló.
-Me han propuesto dirijir una empresa en Inglaterra, más concretamente en Londres. Es el clima perfecto para nosotros y además podrás ganarte una educación digna en la más grande universidad desde 1906 -luego sonrió.
-¿Yo estudiar en Oxford? -dije soprendido- No tengo la edad adecuada, me convertistes demasiado pronto.
-Tienes 171 años, me parece suficiente para entrar en la Universidad. Además, el director es un viejo conocido de la família -después de un rato de silencio prosiguió-. Prepara tus maletas, partimos en tres días hacía allí. Yo me he comprado un piso de lujo en el centro de Londres pero tu... Tu tienes alquilada una casa en Oxford, así que nos veremos poco, no hagas locuras.

Después de su charla se fué, yo me quedé allí en ese compartimento mirando por la ventana. En 171 años no había salido de aquella ciudad y ahora que se me presentaba la oportunidad tenía miedo de lo desconocido. Después de pensar un rato me dí cuenta de que no tenía nada que temer, abrí la ventana y disfruté un rato del aire de aquella ciudad, aún llegaba el olor de agua salada del mar.

Cerré los ojos. Aspiré hondo. Salté al vacio, caía rápidamente, poco a poco más depisa y llegué al suelo de pie, me agaché para reducir el impacto y luego me alzé, me aparté el pelo de los ojos y me dirijí a la carretera para cojer un taxi. En tres días estaría en Inglarerra, Europa. Continente de los nuestros. No podía esperar...

jueves, 19 de febrero de 2009

Capítulo 1; El Despertar

Hacía frío. Todo estaba oscuro. El rumor del viento entre las hojas de los árboles era lo único que se escuchaba en ese espeso bosque. Todo estaba tranquilo, todo estaba silencioso. Yo descansando en la hierba notaba como me palpitaba el corazón más rápido que nunca, desde que fuí al médico del pueblo me encontraba extraño, pero ese día más que nunca.

El silencio se rompió de golpe, un carruaje pasó por un camino de tierra hasta detenerse. Un hombre saltó del asiento del condutor para mirar un cartel de madera donde ponía: ''San Francisco 20 millas'', cogió un caballo y se marchó. Entre los árboles me quedé mirando el carruaje y caballos, una chica de pelo castaño salió de este, se quedó mirando la huida del chofer. Y maldijo en alto. Mi corazón palpitaba más rápido que nunca, estaba nervioso, me levante y me acerqué al coche con sigilo para que no se diera cuenta. Había llegado ya a menos de diez metros y casi no podía seguir, tenía que pedir ayuda, me iba a desmayar, el sudor me empapaba la cara y entonces lo noté: Un profundo frío me inundo el cuerpo y para mi sorpresa ya no notaba el corazón. Me lo palpé con las dos manos, no latía. Mi boca estaba seca, demasiado, me dolía todo el cuerpo y tenía la mirada borrosa, entonces escuché algo.
-¿Quién anda hay? -preguntó la mujer con un cuchillo en las manos.
Sin darme cuenta había caminado hasta llegar a dos metros del abandonado carruaje, la mujer me apuntaba con con un cuchillo en las manos pero yo sólo podía mirarle a la cara, más precisamente al cuello. Mis piernas actuaban por si solas, cada vez más rápido. La mujer asustada empezó a correr, no le sirvió de nada, la alcance en un momento y luego... desperté.

Estaba tumbado en la misma tierra, pero ésta estaa más gastada. Tenía el mismo aspecto físico, pero no la misma edad. El cartel ya no era de madera, era de metal. Habían pasado 154 años. Cada noche iba a aquel lugar para recordar lo ocurrido, y ese día pasó algo especial.

Un coche se detuvo a mirar el cartel, supuse. Me equivoqué, se le habían pinchado las ruedas. Una mujer salió del asiento del conductor con una linterna para intentar arreglarlas pero esta vez no tarde tanto en llegar.

En unos pocos segundos me encontraba a espaldas de la mujer. Ella no advertía mi presencia pero yo la observaba a menos de unos dos metros. Estaba estresada, no paraba de gritar y maldecir en alto, luego se levantó y fué a coger una herramienta que había sacado del maletero y dejado en el suelo, para su sorpresa ya no estaba.
-¿Buscas esto? -pregunté en un susurro, la mujer se quedó helada.
-¿Qu..quién eres tu? -tartamudeó caminando lentamente hacía atras.
-Tranquila, no temas... -dije cogiéndole la mano con cautela.
Ella asustada empezó a correr dirección al bosque. Eso me enfureció. La seguí lo más rápido que pude, pero no la atrapé, quería jugar un rato con la comida antes de comermela. Ella corría sin mirar atrás, estaba sustada, su corazón palpitaba muy deprisa, lo podía escuchar.

Yo estaba en mi elemento. Me deslizaba entre los arboles acompañado de la oscuridad y del silencio, nadie podía advertir mi presencia, ni el más delicado animal del bosque. Después de un rato la mujer se detuvó y miró hacía atras, luego esbozó media sonrisa, pensaba que me había perdido. Me deslizé hasta llegar a su espalda, ella no se dió cuenta. Mis labios rozaron su cuello y esta se giró muerta de miedo. No había nadie. Cuando volvió a mirar al camino dejado atrás me vió. Luego dió un grito ahogado que despertó a todos los animales del bosque, ella en cambio no despertaría nunca más...

Primera Novela

Anochecer

Personajes.
  • Ricardo-Gatuso: Su nombre es Ricardo Roberts, tiene 17 años y es hijo adoptado de un grandisimo empresario en los Estados Unidos que recientemente se ha mudado a Inglaterra. Pese que su edad no es la adecuada ha sido aceptado en la prestigiosa universidad de Oxford.
  • ::Markus::Wai: Su nombre es Marcus Harker, tiene 18 años y ha sido aceptado en la universidad de Oxford por sus excelentisimas notas.
  • 1.Gatuna.1: Su nombre es Gaty Seward, tiene 18 años y también estudia en la universidad de Oxford. Es un tanto rara y no habla con nadie, excepto con grupo muy reducido.
  • Gareth94: Su nombre es Croid Seward, es el hermano de Gaty y también tiene 18. Como ella ha sido elegido para Oxford pero también se relaciona con el mismo grupo que su hermana. Sus padres son adoptivos.
  • o-Ginger-o: Recien llegada de los EUA, su nombre es Ginger Tylor y también tiene una beca para estudiar en Oxford, pronto hará nuevas amistades. Su edad es de 18 años.
  • Laura069: Su nombre es Laura Baptiste, tiene 18 años y proviene de Paris, Francia. Aunque sea extrangera domina el idioma a la perfección pero aún así tiene un acento Frances. Estudia en Ofxord por su notas y por un extra de dinero proporcionado por su padre.